28 October 2007

De Caton

Encontrado en Internet, adjudicado a Catón:

"...Doña Rosa tortea las tortillas, es decir, las hace a mano. En toda la casa se oye su palmoteo como una alegre música. Cuando hace las tortillas le aplaude a Dios, que nos manda el maíz convertido por la sabia labor de la mujer en la hostia nuestra de cada día.

En una tortilla de Doña Rosa cabe toda la redondez del mundo. Pone ella sobre el comal el circulo perfecto de la masa, igual que luna llena en noche oscura, y ese prodigio se consuma: la tortilla se esponja como mujer embarazada y es un canto a la vida y es un acción de gracias en la mesa.

Tortillas de Doña Rosa: lujo humilde, humildad lujosísima... Cuán rico es el pobre que las come, cuán pobre es el rico que no sabe que en esta pequeñez residen todas las grandezas..."

Me pudo encantar... ¿Nos echamos unos tacos?

Sir David Attenborough


Sir David Attenborough es uno de los naturalistas más respetados y laureados de los últimos tiempos. A él le debo esta frase que me puede fascinar [traduzco lo mejor que puedo desde un video de la BBC]: "Después de millones de años de modificar el ambiente en beneficio de la población, creo que es hora de revertir el proceso y modificar las poblaciones para garantizar la supervivencia de nuestro ambiente"

Amén.

24 October 2007

El tiempo, el tiempo, el tiempo....

Tiempo ha que en mi vida había amigas.
Sólo amigas que eran a su vez 'Sólo amigas'.
Prácticamente todas mis relaciones amistosas eran con personas del género femenino, con dos excepciones que confirmaban y rompían todas las normas a la vez.

Sólo amigas.

Y sin embargo hoy he sacado el instinto primigenio y testosteronoso de paseo sin siquiera salir de mi oficina. Los amigos (todos machines) llegaron al cubil de Perla 10 al llamado de la chamba, y sin embargo se quedaron —visible y auténticamente gustosos— a departir al fragor de unas chelas y una dotación amplia, amena, rica y sustanciosa de buenas neuronas, al amparo de cuatro anecdotarios que desde la individualidad han confluido y abrebado del inagotable manantial de las referencias generacionales, de la familia, la nostalgia, el lenguaje, las mujeres y el tiempo.

El tiempo....

No este que por fin nos da un respiro en el trópico y nos regala con una noche que por mucho dejó atrás los infames treinta y tantos grados centígrados, sino aquél en el que nos movemos y somos. Esa dimensión que con las otras tres que nos enseñaron en la escuela conforma esta realidad que, Matrix o no Matrix, es la que vivimos y sentimos, la que nos enternece y angustia, la que nos emociona hasta el Stendhall o nos devora en las depresiones, la melancolía o la ausencia. Ese tiempo.

El que nos ha pasado por encima y nos dejó a la par un montón de canas y un amplio historial clínico; el que nos hizo ver que nuestros padres no nos odiaban cuando trataban de educarnos y también entender que de ambos lados del manazo hay una personalidad y un deseo, una aspiración, un sentimiento... y hasta una mentada de madre ¿por qué no?

El tiempo. El que nos pescó desprevenidos cuando esa compañera de la secundaria alargó su cuello —que se nos antojaba de cisne y porcelana cuando nuestra única referencia poética era Rubén Darío— y con un aire de dama decimonónica paró su párbula trompita para recibir de nuestra virilidad en ciernes el primer beso de amor verdadero y acabó llevándose tres por el precio de uno: Un golpazo diente-a-diente, una vergüenza inconfesable y la absoluta convicción de lo descomunalmente idiota e infantil que realmente era el tipo que tenía enfrente.

El tiempo. Ese truhán que de vez en vez se obstina en ir en contra de todos nuestros planes. El que nos hace encontrar el anuncio donde solicitan nuestro perfil laboral con un sueldo estratosférico en el periódico de hace tres meses, al desenvolver un aguacate que por fin se dignó madurar en las entrañas del horno.

El tiempo. Ese que algún día para cada uno de nosotros acabará por agotarse [o como dicen en Yucatán: por gastarse]. El que no podemos regresar. El que no tiene "undo", el que vive en nuestra memoria como una devota novicia y hasta que el Alzheimer nos separe. El que existe para todos y hay para todo: Para vivir y para morir, para llorar y para mojar los pantalones de la risa, para comer hasta hartarse y para fletarse en el 100% Natural, para amar como enajenado y para calzarse en las botas del misógino. Para perderse en las pupilas de la amada y para encontrarse en la soledad de una cama que no es más para dos.

Para todo hay tiempo, se dice. La sabiduría popular de la que hablaban los abuelos es cada vez más sabia y cada vez menos popular.

El tiempo.

El que en este momento que escribo será pasado en mi tintero y ¡magia de magias! en tus ojos se hará presente.

Ese tiempo, lo querramos o no, es impacible, inasible e imparable, y después de todo esto, la pregunta obligada es ¿qué vamos a hacer con él?

Se reciben respuestas, macetas y cascajo, como en Baldío.

21 October 2007

Otro mas


Cumplo 37 años. Muchos para ciertas cosas, pocos para otras tantas.

El punto es que con los bemoles que esto implica, finalmente y contra todo pronóstico, también soy un ser humano, y comparto con otros 6,000,000,000 [seis mil millones] de individuos este afán de llegar a un punto del camino, voltear atrás y hacer un balance.

Y heme aquí, con el teclado (antes tintero), rebosando nombres, fechas, actos, hechos, dulzuras y sinsabores, amarguras y arrepentimientos, duelos, cercanías, rupturas y caricias. Todo en el frágil y a veces imperceptible devenir de las horas.

Y sin embargo, el silencio.

Cada uno de ustedes sabe (o sabrá, al leer) lo que en mi vida significa. Espero y casi tengo la certeza, de haber tomado las oportunidades de decírselo, de hacérselo saber quizás no en la grandilocuente forma de las palabras, sino en la sutil y persistente cercanía del verbo... no del que se hizo carne, sino del que se hace carnitas, tacos, arracheras o cerveza, whisky o Pastis. En el día con día, en la cotidianeidad.

Si tú estás leyendo esto lo sabes. Si no te ha quedado claro, no dudes en decírmelo, porque podré ser muchas cosas, pero adivino aún no [o el Melate estaría cada domingo en Cancún, je, je... Los miércoles no, porque es un día flojo, como dice un buen amigo. Guarro, pero buen amigo].

En fin. Un año más. No cabría en palabras todo lo que ha sido.

Los quiero amigos. Gracias por las diversas y omnipresentes formas en que demuestran su cariño para con este oso que, con traspiés y nostalgias, con errores monumentales y todo, los lleva en la vida como mustra inequívoca de que la humanidad no está irremediablemente perdida, y que el amor [en todos sus niveles y expresiones] no sólo es posible, sino deseable... como Laetitia Casta, ¡ja, ja, ja!

Soy un guarro y un hereje, lo se. Y es un milagro que ún así haya gente como quienes esto leen, que me guarden aprecios de los tamaños y calidades que cada uno de ustedes me profesa. Mi gratitud jamás será suficiente.

Dejen comentarios y no abandonen mi blog, va?

Besos a ellas, abrazos a ellos.

Jesús Salazar.

P.D. Mi gratitud al Sr. Blanc por esta foto....

20 October 2007

Chales....



Juan Luis Guerra. Me choca el maldito porque hace cada vez más evidente mi absoluta imposibilidad musical, mi inefable carencia de ritmo y mis oidos de artillero....